Corazón: es un órgano muscular, una bomba aspirante e impelente, que aspira desde las aurículas o entradas de la sangre que circula por las venas, y la impulsa desde los ventrículos hacia las arterias.
El corazón es un órgano muy importe para todos, y que decir cuando escuchamos: ¿Me rompió el corazón?
El sentimiento del amor siempre lo relacionamos con el amor, y la verdad es que cuanto no amamos decimos que tenemos muerto el corazón. Se me ocurre hacer una analogía, el corazón es la bombita que impulsa y aspira.
El amor hay que aspirarlo, tenerlo es la mayor prueba que tenemos en la vida, el amor es el que hace a la persona más humana, mas llena de sí. Sin el amor simplemente seríamos un montón de huesos moviéndose, el amor le da sentido a la vida a tal grado que si no se ama, se muere.
La verdad es que la vida se nos dio para amar, que duele en ocasiones es muy cierto, pero nunca es más de lo que pudiéramos imaginar, el dolor del amor es diferente porque nos sirve para impulsarnos, para darnos cuenta de las propias capacidades, de lo grande que se puede llegar a ser.
Así lo expresa el Evangelio: Ama y vivirás. Lc 10, 27-28. Una realidad verdadera, cuando la persona se queda sin amor pierde la vida, por ello hay que aspirar el amor, sentirlo, gozarlo, cultivarlo y sobre todo darlo.
Por ello el amor también hay que impulsarlo, no somos cosas sin sentido, al contrario, somos capaces de amar y lo mejor que fuimos creados para amar.
Esta es la capacidad que nos hace diferentes, fuimos creados por el Amor. Impulsar amor es la tarea que tenemos en esta vida. Decía con razón el papa Juan Pablo II: “Amando a los demás descubriréis el sentido de la vida”.
Realmente creo en el amor, y sobre todo en esa tarea específica que todos tenemos, no me canso también de agradecer siempre a la Vida.